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"Última carta antes del silencio: el verano que lo cambiará todo"
Cuando el calendario se acerca a su página más luminosa y el sol gana minutos a la sombra, llega ese momento mágico e inevitable: el momento de hacer una pausa. Y no una pausa cualquiera, sino aquella que nace no de la pereza, ni del cansancio, ni de la rutina, sino de la necesidad vital de respirar, de volver a mirar con ojos nuevos, de silenciar el ruido para escuchar lo que pasa dentro. Cierro por un tiempo la carpeta de las publicaciones semanales, no con tristeza, sino con gratitud profunda y una ilusión contenida. Hoy no os traigo un cuento, sino un agradecimiento sincero. Gracias por leerme, por dejarme entrar semana tras semana en vuestras pantallas y, sobre todo, en vuestra curiosidad.
TEMA SEMANAL ABIERTO
SANTI CULLELL
6/28/20254 min read


"Última carta antes del silencio: el verano que lo cambiará todo"
Cuando el calendario se acerca a su página más luminosa y el sol gana minutos a la sombra, llega ese momento mágico e inevitable: el momento de hacer una pausa. Y no una pausa cualquiera, sino aquella que nace no de la pereza, ni del cansancio, ni de la rutina, sino de la necesidad vital de respirar, de volver a mirar con ojos nuevos, de silenciar el ruido para escuchar lo que pasa dentro. Cierro por un tiempo la carpeta de las publicaciones semanales, no con tristeza, sino con gratitud profunda y una ilusión contenida. Hoy no os traigo un cuento, sino un agradecimiento sincero. Gracias por leerme, por dejarme entrar semana tras semana en vuestras pantallas y, sobre todo, en vuestra curiosidad.
Este espacio ha sido mucho más que una publicación periódica. Ha sido un ritual compartido. Una cita semanal con la reflexión, con la palabra y con vosotros. Escribir se ha convertido para mí en una necesidad, en una forma de comprender lo que sucede, de digerir la realidad y transformarla en algo que pueda ser entendido, compartido, sentido. Y vosotros habéis sido la otra mitad de este acto: los que leéis, los que reflexionáis, los que respondéis en silencio o con palabras, los que dais sentido a todo esto.
Ahora, con la llegada del verano, toca hacer una pausa consciente. Una pausa para nutrirme, para aprender, para dejarme sorprender. Me cuesta decíroslo, porque sé que a algunos os entristece no encontrarme cada semana. Y, por qué no decirlo, a mí también me duele este silencio temporal. Se abre una especie de vacío cuando se detiene aquello que tiene significado. Y, sin embargo, ¡cuán necesaria es esta pausa para que el significado no se convierta en costumbre, para que la palabra no se vuelva ruido!
Vivimos tiempos de agitación permanente. Lo que hoy es cierto, mañana ya es duda. El avance tecnológico acelera el ritmo de todo: la información, las emociones, las decisiones. La geopolítica se convierte en escenario de crecientes incertidumbres, y los mercados financieros reaccionan con movimientos nerviosos, como si cada nuevo dato fuera una gota de agua sobre un cristal a punto de estallar. Estamos viviendo una redefinición silenciosa del mundo, y no siempre tenemos el tiempo ni las herramientas para comprenderla.
Ante este panorama, parar no es un lujo: es una forma de supervivencia. Y también una apuesta. Apuesto por volver en septiembre siendo una versión nueva de mí mismo. Más conectado. Más despierto. Más inspirado. No quiero hacer de adivino, pero estoy convencido de que los próximos meses serán intensos. Habrá noticias que nos remuevan, hechos que marcarán nuevos caminos, cambios que nos obligarán a repensar lo que dábamos por supuesto. Y yo quiero volver con herramientas para interpretarlo, para explicarlo, para compartirlo con vosotros.
Había una vez un niño que subía cada atardecer a la azotea de su edificio con una libreta bajo el brazo. Se tumbaba en el suelo, miraba el cielo y escribía estrellas. No las dibujaba, las escribía. Cada una era un sueño, una idea, una pregunta sin respuesta. Al principio, las estrellas eran sencillas: "¿Qué hay más allá del horizonte?", "¿Por qué el viento silba solo cuando estoy triste?". Con el tiempo, las preguntas se hicieron más profundas, las ideas más audaces, los sueños más ambiciosos. Y cada verano, aquel niño se convertía en un pequeño alquimista de palabras: mezclando ilusión con curiosidad, miedo con valentía, deseo con realidad.
La ciudad hervía abajo, la gente se iba o se quedaba, las persianas bajaban, las calles se llenaban de silencio... Y él, allí arriba, seguía. Sabía que esos momentos eran oro: el verano era el único tiempo en el que el alma podía bailar sin cronómetro. Y bailaba. Y escribía. Y soñaba. Aquel niño, ávido de universos imaginarios, no sabía aún que estaba sembrando su futuro. No sabía que aquellas estrellas escritas serían, un día, faro para otros. Hoy, cuando me tumbo frente al futuro y cierro por unos meses esta ventana compartida, me siento como aquel niño. No dejo de escribir: empiezo a soñar. No me desconecto del mundo: me sumerjo en él desde otra mirada.
Este verano será para mí un capullo. Una crisálida. Y espero salir de él, como la mariposa, con alas nuevas, con una mirada ampliada, con la piel impregnada de experiencias que aún no puedo contar porque aún no las he vivido.
El verano no es un final, es una metamorfosis en silencio. Un espacio sagrado donde la calma se convierte en semilla y la pausa en promesa. Cuando vuelva, no seré exactamente el mismo Santi. Regresaré con aire fresco, con alguna sacudida interior, con historias que aún no son palabras. Y deseo que ese reencuentro sea más que un retorno. Quiero que sea una fiesta. Un reencuentro que nos recuerde por qué empezamos a leernos y por qué vale la pena volver a hacerlo.
Hasta entonces, te invito también a ese viaje interior. A mirarte con ternura, a repensarte, a soñarte. Para que el reencuentro no sea solo una reanudación, sino una celebración. Que el silencio que ahora empieza sea fértil. Que la distancia sea espera, y no olvido.
Gracias por estar. Gracias por esperar. Y gracias por querer volver a leerme.
Y antes de marcharme... déjame hacerte una última pregunta:
¿Qué estrella te queda por escribir este verano?
"El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños." — Eleanor Roosevelt
Con cariño y esperanza,
SANTI CULLELL CONDAL
de “Un Mundo para Dummies”
Un mundo por aprender. Un mundo por descubrir.
Un mundo que, aunque tiemble… sigue y seguirá girando.


Aprendizaje
Conoce conceptos complejos de manera sencilla.
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